jueves, 16 de enero de 2014

Amor Eterno

Capítulo 33:
Estábamos en el hospital, ya llevábamos como mínimo una hora esperando. Inés vino acompañada de Jorge, tras ser avisados por Alejo. Todos estábamos nerviosos, pero yo la que más puesto que las contracciones cada vez eran antes. Tenía miedo, no sabía muy bien qué hacer. No estaba preparada, no sabía qué pasaba ahora, no había ido a cursos pre-parto ni nada por el estilo, era novata, pero de las malas. Intentaba coger aire de vez en cuando y Alejo no dejaba de dar vueltas nervioso.
-¿Quieres calmarte ya? Ni que fueras a parir tú-dije tocándome la barriga.
-¡Pues casi!-alzó la voz-necesito tomar el aire-suspiró.
-Ey, no, a mí no me dejas aquí así, tú lo pusiste dentro de mí, tú te aguantas con lo que venga-intenté levantarme.
-Estate quieta, que te vas a marear o algo y terminarás tú mal-dijo Inés deteniéndome.
-¿Desde cuándo sabes tú de embarazos?-pregunté y vino un doctor.
-Señorita, ¿Natalia, no?-preguntó y todos asentimos-bien, ya tenemos todos preparado, ahora mismo la llevaremos al paritorio-les miró a ellos-sólo puede pasar el padre, ¿quién de vosotros es?-se fijó en Alejo y Jorge.
-Yo…yo soy el padre, pero no estoy seguro de…-empezó nervioso.
-¡Tú vienes por tu hijo!-grité con una contracción.
-Vale, vale-suspiró y cogió la silla de ruedas en la que me habían puesto para seguir al doctor hacia la sala de parto. Entramos allí y me tumbaron en una camilla en la que apoyé las piernas en su sitio, bastante abiertas. Ya me había cambiado antes, me había puesto la bata del hospital, con lo cual al abrirlas, los médicos podían ver absolutamente todo de mí. Agarré la mano de Alejo, no había estado tan nerviosa en mi vida. Me examinaron y comentaron algo sobre lo dilatada que estaba.
-Tengo miedo…-susurré mirando a Alejo.
-Tranquila, yo también, pero tú misma lo dijiste, todo irá bien-sonrió apretándome la mano con fuerza.
Me mandaron empujar y respirar. Tras varios minutos haciendo esfuerzos, salió el bebé, bastante llorón por cierto. A los pocos minutos ya lo tenía sobre mí, pequeño, era tan frágil. Alejo se mareó durante el parto y tuvo que sentarse y hasta un rato después no aceptó ver al niño, por miedo a que estuviese demasiado arrugado y lleno de sangre, palabras textuales. Acaricié su carita. Era tan bonito, pero debían llevárselo, para pesarlo, lavarlo y demás y luego me lo traerían para que le diese el pecho. Suspiré y recosté en la camilla de nuevo mirando a Alejo, sentado en la silla de al lado.
-Todo ha salido bien, ¿no?-sonreí.
-Pues sí, todo ha salido perfecto, eres una valiente, pequeña-sonrió.
-Otros, en cambio, son unos gallinas y temen a un bebé-reí un poco tocando mi barriga que dolía por el reciente parto.
-¡Cállate!-rio también-¿dejarán entrar a los otros?-preguntó.
-Supongo que cuando nos asignen una habitación, no estoy segura-pensé.
-Tú tranquila, princesa, que lo peor ya ha pasado-se levantó y besó mi cabeza-te quiero.
-Y yo a ti-acaricié su mejilla y entraron con el bebé.
-Míralo que pequeño es-observó Alejo mientras lo ponían sobre mí de nuevo.
-Se parece a ti-reí-tiene tu cara, míralo-sonreí besándole la frente.

-Pero tiene tus ojos-rio acariciándole-es precioso-lo miró.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Amor Eterno

La verdad que, por una parte me alegraba que por fin saliese todo a la luz. Ahora que Inés sabía la verdad, sabía que no estaba loca, que no eran imaginaciones mías y que Alejo seguía vivo, todo iba mejor. Iván finalmente sí iba en el avión, pero, por suerte, sólo estaba herido, aunque de gravedad, pero el médico decía que se recuperaría, aunque tardaría. Su cuerpo estaba totalmente escayolado y yo iba al hospital a verle cada día. Su sueño de ser futbolista podía verse truncado por el fatal accidente ya que los resultados de las pruebas y las revisiones decían que no podría jugar en mucho tiempo. Yo le ayudaba en lo que podía e intentaba que siempre estuviese bien.
Por otra parte, Alejo y yo estábamos mejor que nunca, todo iba bien. Había discutido bastante con su familia por toda la mentira y la gente se había escandalizado bastante con todo esto, pero todo se había solucionado, por suerte.
Otro día más, volví del hospital, de ver a Iván y llegué a casa. Alejo y yo vivíamos juntos y estaba a punto de dar a luz. Inés y Jorge se habían dado una oportunidad y ya llevaban unos meses juntos, y la verdad que todo les iba fenomenal. Y yo me alegraba por ellos, aunque me sentía impotente porque, sin embargo, a Iván no le fuesen las cosas tan bien. Él se merecía lo mejor después de todo lo que había hecho por mí y esas cosas. Siempre había estado a mi lado aún sabiendo que nunca le querría, al menos no como a Alejo, y nunca se había rendido. Era un chico 10: guapo, atento, romántico pero sin pasarse; era un amor, el chico que toda chica querría para sí misma, y yo…que podría tenerle, no le tenía. Alejo me miró al llegar. Había preparado la comida él solo, la verdad era que iba progresando para conquistarme todavía más.
-No tengo mucha hambre…de verdad, te lo agradezco, pero hoy no tengo apetito-dije sin ganas.
-Tienes que comer, Nani, no sólo por ti, si no por el niño-me miró serio.
En efecto, era un niño, tendríamos un niño, y yo lo tenía claro. Iván sería su nombre. Después de todo era lo que menos podía hacer, y a él le haría mucha ilusión ser el padrino. No lo había hablado con Alejo, de hecho no sabía si le haría mucha gracia, pero, aún así, mi decisión estaba tomada.
-Está bien, pero sólo unos bocados-dije y comí un poco de la ensalada que había preparado.
-Pero a la cena, comerás más eh-sonrió y me besó en la mejilla.
-Te lo prometo, papi-reí.
De pronto sentí una punzada en la barriga. ¿Me habría sentado mal la ensalada? Suspiré y puse la mano sobre mi tripa. El dolor cada vez era más fuerte. Me di cuenta de que no era un dolor normal. Estaba teniendo contracciones. El momento del parto se acercaba y yo no me sentía preparada. Todavía no. Tenía miedo. ¿Y si no salía bien? ¿Y si nacía con una malformación o algo? Tomé aire y miré a Alejo. “¿Qué pasa?” preguntó asustado por mi palidez repentina.
-Que viene…-dije entre suspiros.
-¿Cómo que viene?-preguntó más nervioso de lo normal.
-El niño, Ale, que ya está aquí-grité por un fuerte dolor.
-¿Qué? No, no, no-empezó a moverse por el comedor, nervioso.
-Deja de dar vueltas, ¡y ayúdame!-grité intentando incorporarme.
-¿Y qué hago? Yo no sé nada de esto, Nani, no estoy preparado para ser padre-suspiró.
-Sólo…llévame al hospital, ¿vale?-dije mordiéndome fuertemente el labio por el dolor.
-¿Y si sale mal?-preguntó triste; también era mi miedo, pero con él a mi lado todo iría bien.

-Saldrá bien, no te preocupes, y tú…tú serás un padre genial. Ambos lo seremos, seremos los mejores padres del mundo, ¿y sabes por qué? Porque tendrá unos padres que se quieren y le querrán más a él todavía, así que no debes preocuparte…en el fondo…cuando…-cogí aire-cuando pasan estas cosas, todo el mundo cree no estar preparado, pero siempre se está, por si llega el momento-expliqué.

domingo, 20 de octubre de 2013

Amor Eterno

Capítulo 31:
Llegamos a junto de Inés y él se puso detrás de mí abrazándome. Todos los presentes estábamos inquietos por recibir noticias de los familiares o amigos que en ese vuelo viajaban.
-¿Sabes algo nuevo?-le pregunté.
-No, nada todavía, estos cabrones nos quieren dejar en vilo todavía-suspiró.
-Pues menuda mierda, yo no me pienso quedar de brazos cruzados-saltó Alejo de pronto.
-Alejo, si yo no he podido, tú tampoco podrás hacer nada-dijo Inés que se giró inmediatamente al darse cuenta de quién era-pero…-se desmayó.
-No deberías ser tan guapo y volver locas a las tías, que ya ves lo que pasa-reí agachándome.
-Uy no, calla, me encanta ver sus reacciones-rio ayudándome-tú no puedes, Nani, en tu estado, no- dijo-ya la cojo yo.
-Alejo, estoy bien, ¿vale? Sólo es un embarazo, no estoy tullida ni nada por el estilo-suspiré.
Estaba cansada de que todos me tratasen como si no pudiese hacer las cosas por mí misma. Era horrible eso de sentirse inservible para todo. Quería que todo siguiese normal, que el bombo que tenía no significase un problema ni nada. Alejo la apoyó en un asiento y comenzó a darle aire.

-¿Lo ves? Justamente por esto no quería aparecer…-suspiró-no quiero estas reacciones, o peores que habrá, no quiero, Nani-explicó.
-Pero en algún momento tienes que destapar todo-dije acariciando su pelo-no puedes permanecer oculto toda la vida-expliqué.
-Ya lo sé, mi vida, pero no puedo hacer otra cosa, de momento, será mejor que todo permanezca como está-dijo besando mi mano.
-No quiero más escondites, no quiero que me vuelvan a llamar loca, Ale-le miré a los ojos sentándome en sus piernas-no quiero, es muy difícil ocultar todo esto, se supone que te has muerto, que todavía estoy hecha una mierda por dentro, rota, sin poder dejar de pensar en otra cosa que no sea que no volveré a ver tu rostro nunca más, ni a besar tus labios…-dije acariciándolos-y de repente, de un día para otro, soy la persona más feliz del mundo, no dejo de sonreír como una gilipollas quinceañera enamorada, que sólo piensa en su chico y en salir del instituto para verle y besarle, que sólo piensa en el futuro que les espera juntos y en que todo será para siempre-reí-no tiene explicación, nadie lo comprendería, es imposible superar la muerte de la persona más importante de tu vida y estar como si nada, feliz de la vida, no, ahí sí estaría loca, y más sabiendo, como saben todos, lo que yo te amo, sería totalmente ilógico, y con eso debemos hacer algo-expliqué-tienes que destapar todo, por favor-pedí.

-Joder, Nani, pensé que no te callarías nunca-rio jugando con mi pelo.
-Esperaba que lo hicieras tú…-murmuré y al momento me besó acercándome a él.
-Lo haré, saldré, por ti, como he hecho hoy-sonrio sin dejar de besarme-no quiero esconderme más, quiero estar contigo, y disfrutar de ti, de lo nuestro y…de nuestro hijo-dijo y me separé de él unos cm.
-Me esperaba muchas cosas de ti, pero nunca que…dijeses eso-sonreí emocionada.
-¿El qué? ¿Qué quiero disfrutar de ti y de nuestro hijo?-sonrió-pues claro, boba, ahora sois los dos lo más importante de mi vida y no pienso perderos por nada, lucharé por los dos, y por estar los tres siempre juntos, y no como los quinceañeros de los que tú hablabas, si no de verdad, sin obstáculos ni muertes, ni nada-explicó y se acercó a mí-te quiero, Nani, te quiero como jamás he querido a nadie, y siento si nunca te lo he dicho, pero necesitaba hacerlo-dijo mirándome a los ojos.

-Eres increíble, de verdad, cada día me sorprendes más, eres…-sonreí y le mordí el labio-yo te quiero más, mucho más, lo eres todo para mí, enano-reí. 

domingo, 13 de octubre de 2013

Amor Eterno

Capítulo 30:
Llegamos al aeropuerto corriendo. Quedaba cerca del campo, pero solo si ibas en algún tipo de transporte, andando, o corriendo como íbamos nosotras, quedaba un poco más lejos. La policía estaba allí y no dejaba pasar. Inés y yo respirábamos agitadamente. El control policial no dejaba de sacar cadáveres y estaba lleno de ambulancias. Me caían las lágrimas de ver todo aquel desastre.
-¿Me vas a decir de una vez a qué coño hemos venido aquí ahora?-pregunté casi sin respiración.
-Nani, Iván puede no haber cogido ese avión, puede haberse arrepentido en el último momento, realmente no estaba seguro, él necesitaba verte una última vez y despedirse de ti-pensó-y…si finalmente cogió el avión…puede ser un superviviente, nunca se sabe, existen los milagros, ¿sabes?-explicó.
-No, Inés, los milagros no existen y menos en este tipo de desgracias…es imposible que alguien haya sobrevivido a esto…-suspiré y más lágrimas caían por mis mejillas-yo no puedo ver esto, de verdad…me entran nauseas-dije.

-Las nauseas son por el embarazo no por ver esto…además, ¿tú qué sabes? Igual  ya es hora de que empieces a creer en todo eso y rezar, porque si está vivo y está bien, no me puedes negar que es un milagro-suspiró.
-Mira, no estoy ahora para Cristos y Vírgenes, ¿vale? Deja tus creencias de lado, ahora lo importante es saber de Iván-pensé y llamé a Alejo.
-¿Qué pasa, Nani?-contestó Jorge al otro lado.
-Pásame con Alejo, por favor-pedí mientras Inés me miraba como si estuviera loca.
-Todavía no se ha levantado-explicó.
-Pero mira que es dormilón este tío-suspiré-pues despiértale o algo, pero le necesito ya-pedí.
-No hará falta, acaba de salir de la habitación-dijo pasándole el móvil-¿Qué pasa, Nani? Te has levantado muy temprano…¿va todo bien?-preguntó.

-Escúchame, Ale, no tengo tiempo, se ha estrellado un avión en el aeropuerto, creemos que Iván iba en él, necesito que vengas, por favor, deja tu orgullo de una vez, te necesito a mi lado-suspiré con lágrimas.
-¿Cómo? Pero…eso no puede ser, Nani…-suspiró-joder, voy para allá, no te preocupes-colgó.
Suspiré y miré a Inés. Si realmente venía, al fin me creería y dejarían de tomarme como una loca. Toqué mi tripa al notar una patada. Intenté tranquilizarme, eso sólo conseguía alterarme. Vi como Inés hablaba con un policía pidiendo datos de algunas víctimas, pero nadie le decía nada. Estábamos rodeadas de fotógrafos y periodistas. Éramos de las pocas personas a las que habían dejado entrar, realmente porque nos habíamos colado. Sequé mis lágrimas y sonó mi móvil. Era Alejo.
-¿Dónde estás?-pregunté nerviosa.
-No me dejan entrar, Nani, sal tú-pidió.
-Está bien…voy para allá-suspiré y miré a Inés-¿vienes?-pregunté.
-No, yo me quedo aquí, a ver si consigo que me digan algo, ve tú-dijo.
-Vale, ahora nos vemos-le di un beso en la mejilla y me fui a fuera en su busca.
Le encontré hablando con un guardia de seguridad y me miró al verme dentro.
-Viene conmigo, déjele entrar, por favor-pedí con los ojos llorosos.
-Pero que sea el único, no queremos que esto se llene de gente, señora-me miró.
-Señorita, querido-suspiré-vamos Ale, a ver si conseguimos que nos digan algo…-dije caminando.

sábado, 12 de octubre de 2013

Amor Eterno

Capítulo 29:
Salí de la casa de Jorge y Alejo apresuradamente. Ni siquiera me había terminado de vestirme del todo. Iba con su camiseta ancha y unas vans. Cogí un taxi, el primero que pasó y pedí que me llevase al campo donde supuestamente jugaría. Sabía perfectamente que no estaría ya allí. Su partido no continuaría 3 horas después de haber empezado, pero tenía la sensación de que era allí donde debía dirigirme. Llegué a los pocos minutos y le pagué al taxista.
El campo de fútbol estaba vacío, no había nadie. Suspiré y salí tras examinarlo todo. Me quedé en la puerta donde se vendían las entradas, mirando alrededor y encontré a Inés.
-Inés, tía, dime que Iván no se ha ido a ninguna parte-le miré respirando agitadamente.
-Nani…yo…eh…-suspiró triste.
-¡Dime qué coño ha pasado joder!-grité.
-Iván no tenía ningún partido hoy-suspiró-sólo quería saber si realmente te importaba. Estuvo aquí dos horas, esperándote, pero no viniste y…-me miró con lágrimas en los ojos.

-¿Y…?-pregunté asustada.
-Volvió a casa e hizo la maleta…dijo no sé qué de olvidarte, que sería lo mejor para todos, dejó su móvil y dejó todo, sólo se llevó la ropa y objetos personales…-suspiró.
-No…no puede ser…-suspiré mirando a otro lado.
-Eso no es todo…-me miró-su vuelo salía a las 11:30 y…-se puso a llorar.
-¿Y qué? Inés…¿qué ha pasado?-pregunté nerviosa.
-Ese avión…ha sufrido un accidente, Nani-me miró.
-¿C…cómo? No…no, no, Inés, él está bien…-la miré a punto de llorar.
-Lo siento, Nani…-me dio una bofetada-pero la culpa es tuya joder, tendrías que haber venido y no estar con tus mierdas y tus paranoias de que Alejo está vivo, empieza a darte cuenta de que estamos un poco hartos de tus invenciones para llamar la atención, que ya no eres una cría coño, que no tenemos que cuidarte y menos escuchar tus locuras sin sentido, ¿vale?-gritó y comenzó a caminar cabreada.
-¿Perdón?-dije tocando mi mejilla-¿Ahora la culpa es mía?-la miré y la seguí-parece que estás enamorada de él o algo, Inés, no es mi culpa, cuando me levanté ya se había pasado la hora, he venido todo lo rápido que he podido pero no he llegado a tiempo y no me vengas echando las culpas, ¿vale?-la miré llorando-ya bastante jodida estoy como para que TÚ me vengas a culpar también del accidente de un avión, si él lo cogió es porque quería irse y punto, hostia-grité.

Se paró y se giró para mirarme. “Era él quién estaba enamorado de ti, perdidamente, no podía soportar perderte. Cada noche venía a mi habitación durante todos estos meses y me preguntaba si había conseguido que hablaras y cosas así todo preocupado, eras tú la que siempre has pasado de él porque no has conseguido olvidar a Alejo y eso no es culpa suya, es tuya, sí, por no pasar página” dijo y se paró a pensar.
-Lo sé, y yo también le quería, Inés, le he querido, mucho, pero no he podido llegar a amarle, no me daba lo que me daba Alejo con una sola mirada, ¿vale? No lo hacía y yo intentaba dar lo mejor de mí, pero no puedo hacerlo todo si no lo siento, no puedo engañarme a mí misma y menos engañarle a él y a todos-expliqué y vi como pensaba-¿en qué piensas?.
-Olvida todo eso ahora mismo, Nani, tenemos que ir al aeropuerto YA-gritó corriendo, yo no podía correr tanto como ella debido al embarazo, pero lo intenté.

-¿Pero qué pasa, Inés?-dije tras ella.

sábado, 13 de julio de 2013

Amor Eterno

Capítulo 28:
-¿Quieres quedarte esta noche?-preguntó Jorge y asentí.
-Está bien…yo dormiré en el sofá y tú en mi habitación-ofreció Alejo.
-¿Tú habitación?-pregunté.
-Hace meses que vivo con Jorge-rio-y también tengo derecho a tener una habitación propia, digo yo-.
-Ah claro-reí-sí, es lo lógico-sonreí y le miré-pero Alejo…no hace falta que duermas tú en el sofá…-.
-Pues no te dejaré dormir a ti en él, no es muy cómodo que digamos-me miró serio.
-No me refiero a eso-le miré.
-¿Entonces a qué?-preguntó confuso.

-A que durmáis juntos, idiota-interrumpió Jorge-desde luego a tonto no hay quien te gane.
-Ah…ya…gracias Jorge-rio un poco y me miró-¿estás segura?-preguntó.
-Claro-sonreí-¿qué tiene de malo? Ni que fuera la primera vez…-le miré.
Se quedó varios minutos pensando y comenzó a reír.
-¿Qué tú y yo estando en una cama…juntos…dormimos?-me miró-sí, sería la primera vez-rio más.
Reímos todos. “Imbécil” sonreí y le abracé de nuevo.
-Bueno, yo os dejo solos. Buenas noches capullo-rio Jorge y le abrazó-buenas noches, Nani-sonrió y me besó la cabeza-espero que este te deje dormir eh-rio.
-Buenas noches, Jorge-miré a Alejo y sonreí-seguro que duermo de un tirón.
Jorge salió de casa y Alejo y yo nos mirábamos mientras nos íbamos acercando el uno al otro. Nos besamos con mucha pasión y fuimos a su habitación. “Te echaba de menos” susurró y sonreí mientras seguía besándole. Le quité la camiseta mientras él me iba besando el cuello y me excitaba cada vez más. Hizo lo mismo conmigo y me iba acariciando la espalda mientras me desabrochaba el sujetador e iba besando mis pechos cuando lo tiraba al suelo. Le besaba con más pasión al momento que acariciaba su pecho y le bajaba los pantalones. Me tumbó en la cama y besó mi tripa y fue bajando. Me mordía el labio mientras me quitaba los pantalones y besaba mis piernas y las chupaba. Bajé por su espalda, acariciándola y llegué a su trasero, el cual acaricié mientras le quitaba los calzoncillos. Llegó a mi zona y la besó por encima de las bragas. Yo me mordía más fuertemente el labio y acariciaba la suya. Me bajó las bragas y se acercó a mí besándome de nuevo con mucha pasión e intensidad. La introdujo y gemí. Le seguí el beso con más pasión todavía mientras nuestros cuerpos se movían rápidamente uno encima del otro y ambos suspirábamos de placer. Ambos gemíamos cada vez más hasta llegar a gritar de placer. Y así pasó nuestra noche.

A la mañana siguiente nos despertamos abrazados el uno al otro. Sonreí al verle dormir todavía y le besé la mejilla. Me puse las bragas y busqué en su armario alguna camiseta que, al ponérmela, comprobé que me quedaba ancha y sonreí. Salí de la habitación con cuidado y fui a la cocina donde estaba Jorge que sonrió más aún al verme.
-Buenos días, ¿qué tal has…dormido?-rio.
-MUY BIEN-reí-mejor que tú seguramente-sonreí y busqué mi móvil.

Me sorprendió ver tantas llamadas de Iván y tantos mensajes y decidí leer el último: “Este es el último mensaje que te escribo, si no vienes a verme al partido, será que te quieres olvidar de mí, así que yo desapareceré de tu vida. Es a las 09:00. Un beso…te quiero”. Miré el reloj apresurada. Eran las 12:00, no había llegado. No quería que se pensase que no me importaba…¿qué iba a hacer ahora?

miércoles, 3 de julio de 2013

Amor Eterno

Capítulo 27:
Llegué abajo y fui caminando al parque. ¿Qué esperaba encontrarme? La verdad no lo sabía. Iba con miedo. Si era Alejo, le daría una buena bofetada por el plantón y por hacerme quedar como una loca; pero si no era él…¿quién podía ser?
Llegué al parque y espere 10 minutos. No venía nadie y suspiré. Genial, una broma. ¡Pues qué gracia, oye! Vi de lejos una sombra, ¿sería él? A medida que se iba acercando me di cuenta de quién era. Jorge. La verdad no me lo esperaba.
-Antes…de que digas nada. Sí, lo sé, no me esperabas a mí, le esperabas a él, pero él ahora no puede venir-me dijo.
-¿Cómo? Vamos a ver, Jorge, ¿me estáis puteando? ¿Qué tipo de broma es esta? Yo quiero ver a mi novio, es con quien he quedado aquí-le miré fríamente.
-Esto…Nani…tu novio es Iván-explicó.

-Tú y yo nos entendemos, Jorge, no hagas que se me hinchen los ovarios-suspiré-¿dónde está Alejo?-.
-No ha pedido venir, lo siento, te pido disculpas en su nombre, he venido yo por él porque...-le corté.
-¿No te has parado a pensar que igual yo no quiero verte a ti?-le pregunté.
-¿Pero por qué? Vamos tía, yo no te he hecho nada…-suspiró.
-Hacerme creer que habías matado a tu amigo, que estabas enamorado de mí, mentirme…no sé, ¿te parece poco?-le miré cabreada.
-Ya…oye lo de que estoy en…-suspiró-no importa.
-No, no importa, nada importa-le miré-vámonos.
-¿A dónde?-.
-Ahora mismo me llevas con Alejo-le dije-no te dejaré marchar de aquí ni me iré yo hasta que no le vea…-.
-Nani, no puedo hacer eso…lo siento…pero no puedo-me miró.
-Jorge…te lo pido por favor…lo necesito… ¿qué tengo que hacer para que me lleves?-le miré.
-Nada…no tienes que hacer nada…-suspiró-es que…no puedo.
Me acerqué a él con los ojos llorosos y respiré hondo. “Espero que…esto te sirva…” susurré y le besé con ternura. Se separó a los pocos minutos. “Ven conmigo” me cogió de la mano y me llevó con él. Esperaba con ansia que, en el lugar al que me llevaba, se encontrase Alejo. Llegamos a su casa a los pocos minutos.
-¿Qué hacemos aquí?-pregunté.
-¿Querías verme no?-salió Alejo de la nada.
Le quedé mirando flipada. Ya no estaba rubio. Era él, de toda la vida, el chico del que me enamoré hacía tantos años y al que no había olvidado todavía. Me quedé en shock. No sabía qué hacer. Estaba inmóvil y se acercó a mí.

-Nani yo…lo siento, ¿vale? Siento haber huído, pero te lo compensaré, mañana saldrá a la luz todo, te lo prometo-me miró y me abrazó.

-Eso espero…-le acaricié la cabeza mientras le seguía el abrazo y me caían lágrimas.

jueves, 27 de junio de 2013

Amor Eterno

Capítulo 26:
No me podía creer que no fuese Alejo. Le había visto minutos atrás, con esa ropa, con ese pelo. ¡Hasta le había besado! Tenía que ser él, no podía estar equivocada. El chico no dejaba de mirarme.
-¿Qué? No, tiene que ser imposible, ¡estaba aquí, Iván, te lo juro!-suspiré mirándole.
-Nani…vámonos, no llames más la atención-suspiró él.
-¡No llamo la atención!-grité-Te juro por mi hijo que era él-suspiré.
Me cogió del brazo y me volvió a meter en el coche. ¿Me estaría volviendo loca? Juraría que le había visto. Y de repente, se había esfumado. No, no podía ser.

-Nani…tranquilízate, ¿vale?-me miró y suspiró-ahora vámonos a casa.
-¡No! No quiero ir a casa, quiero buscar a Alejo, quiero volver a verle-lloré suplicando.
-Primero tranquilízate y luego te prometo que le buscaremos-suspiró arrancando el coche.
-Está bien…-suspiré.
Llegamos a casa y subí agarrada a él. Tenía miedo, mucho miedo. No entendía nada. Tan sólo quería encerrarme y llorar. Quería salir y correr, buscarle, encontrarle y pedirle explicaciones, pero…¿y si sólo era mi imaginación? No, no podía ser, no tenía sentido.
-¿Qué ha pasado?-preguntó Inés preocupada al vernos.
-Nada, no ha pasado nada, tranquila-le dijo Iván-luego te cuento.
-Está bien…-me abrazó fuerte-ven, te llevo a tu habitación-me acompañó.
Entramos en mi habitación y se sentó en mi cama, a mi lado, mirándome. Una mirada que, sin palabras, lo decía todo.
-¿Qué pasa, Nani? Sabes que puedes confiar en mí…-empezó.
-¿Para qué? ¿Eh? ¿Me creerás? No, serás como Iván, me tratarás de loca, y no lo estoy, le he visto, el médico me ha confirmado que estaba vivo y en donde estaba viviendo, lo sé, lo he leído, Inés, he visto a Alejo, allí, en frente de mí, le he besado, era él. Te lo juro…tienes que creerme-suspiré con lágrimas.
-Y te creo, de verdad, tú no mentirías, te conozco, lo has pasado mal y tu imaginación puede haberte jugado una mala pasada, pero tal y como estás, sé que es real-me miró y me abrazó- tranquila, se aclarará todo, ya lo verás.
-Pues eso espero, Inés. Necesito volver a verle, necesito volver a estar con él…sólo quiero eso…-suspiré.
-Lo sé, pequeña, lo sé-.

Estaba muy confusa. Alejo, Jorge, Iván…mentiras, muertes, falsos enamoramientos…no sabía nada, ¿qué estaba pasando? ¿Acaso era una broma? Necesitaba descansar unos días y desconectar de todo, eso no me estaba haciendo ningún bien, al contrario, me estaba matando.
Inés salió y me dejó sola en la habitación pensando. Me puse los cascos y me olvidé de todo por un momento pero algo llamó mi atención a los pocos minutos. Una piedra fue lanzada en dirección a mi ventana. Me quité los cascos y me acerqué a ver. No había nadie ni nada, sólo la piedra en el suelo. La cogí y leí la nota que venía adjunta. “Te espero donde siempre en media hora. Te quiero. A.”

Por un momento pensé en llamar a Iván y a Inés para contarle y enseñarle la prueba de que no mentía, pero no lo hice. Me preparé y salí por el balcón para que no me preguntasen nada si me veían salir.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Amor Eterno


Capítulo 25:

-¿Y qué pasa con Iván?-preguntó él.
-Iván…no lo sé Alejo…no lo sé-suspiré-¿Y Jorge? ¿Todo fue un paripé?
-Joder…-suspiró-¿Lo de que te quería? No, en parte era cierto.
-Ya tío, está delante del hospital, creo que deberíamos hablar con él-le miré-Hostia.
-No, tú debes hablar con él, yo no tengo nada que ver con él-me miró-Ya…pero bueno, lo hizo bien.
-Está bien, pero acompáñame, no quiero dejarte y que vuelvas a desaparecer- miré el suelo- es cierto, me lo creí y todo.
-Esta vez no lo haré, confía en mí-me miró y sonrió-lo sé, pero tranquila, ya está todo aclarado.
-Está bien, te creo-sonreí y le besé de nuevo.
Hacía tiempo que no le sentía tan cerca. Estaba deseando volver a estar con él, y con nadie más. Sólo le quería a él y me daba igual todo lo demás. Estaba segura de eso. No podía vivir sin él. Lo había pasado muy mal todo estos meses y le necesitaba más que nunca y, ahora que le había encontrado de nuevo, no iba a volver a perderle.
Volví al hospital y me subí al coche con Iván. Él iba a arrancar y le detuve.
-Tenemos que hablar-suspiré.
-No suena nada bien eso-me miró.
-Normal…no es bueno lo que debo decirte…-suspiré-bueno, para mí sí, pero igual para ti, no.
-¿Qué pasa, Nani?-preguntó preocupado.
-He…he descubierto algo que lo cambia todo-cogí aire y me dispuse a contárselo todo, pero tuve miedo, ¿y si no me creía? Suspiré y seguí-He ido a ver al forense y me ha explicado que…que…bueno, el cadáver que vi como que era de Alejo, resultó que no era. Alejo nunca murió, de hecho, me han indicado el lugar en donde estaba en este mismo momento, por eso he salido corriendo en su búsqueda y, en efecto, le he encontrado. ¡Alejo está vivo! Y…-sonreí y al ver su gesto paré de hablar.
-¿Alejo está vivo? Nani, por favor, todos hemos ido a su entierro-me miró y me cogió la mano-Alejo se suicidó, es duro, pero hay que aceptarlo, y ya han pasado varios meses, deberías haberlo aceptado hace mucho y no venir ahora con esas-suspiró.
-¿Qué? No, Iván, te estoy diciendo la verdad, le he visto, he hablado con él… ¡hasta le he besado!-suspiré-Me ha explicado todo, cómo lo planearon su muerte, etc. ¡Es real!-expliqué.

-¿Pero tú te oyes? Antes comentabas todo lo de Jorge, que él le había matado haciendo no sé qué y te creí, pero ahora, escuchándote, estoy empezando a creer que también te lo estés inventando-suspiró y me cogió la mano con fuerza-Nani, no es normal que te pase esto ahora, debe ser depresión post-mortem o algo así, porque no es normal, para nada, y me preocupas, cariño-suspiró.
-¡No me llames cariño, joder!-solté su mano-sé perfectamente lo que digo, y si no me crees, vamos hasta donde está él, que yo le he visto y ya me cuentas-dije dándole a la llave para arrancar el coche.
Me llevó hasta la dirección en la que minutos antes había estado hablando con Alejo. Bajamos del coche y le busqué con la mirada. Ni rastro. De pronto vi a un chico rubio y me acerqué a él.
-¿Lo ves, Iván? ¡Él es Alejo!-grité girando al chico para que él le viese.
-Creo que te equivocas-dijo Iván señalándole.
Me quedé mirando al chico, en efecto, no era Alejo.

miércoles, 17 de abril de 2013

Amor Eterno


Capítulo 24:

Le di una bofetada y me cayeron lágrimas. ¿Pero qué era todo eso?
-Nani, Nani, tranquilízate-suspiró sujetándome.
-¿Qué me tranquilice? ¿Pero cuánto tiempo más tenías pensado tenerme así? ¿Sufriendo por ti? Eres un desgraciado, no quiero volver a verte-suspiré llorando.
-Lo siento, era lo mejor, te olvidarías de mí y podrías hacer tu vida sin que fuese un estorbo-suspiró.
-¿Un estorbo? Alejo joder tú has sido lo mejor que me ha pasado en la vida-suspiré y me sequé las lágrimas-¿Y Jorge qué? ¡He estado a punto de denunciarlo! ¿Y la marca del cuello?-.
-Y tú lo mejor que me ha pasado a mí, por eso no podía estar sin ti, no he dejado de pensar en ti y mirarte, he pasado por tu casa muchas veces y te he contemplado, me mataba saber que estabas mal por mí y muchas veces quise decirte la verdad, pero no me atreví-suspiró-Jorge sólo me ha ayudado, creíamos que si te decía que él había sido y con todo el lío del suicidio u homicidio, tú investigarías y te dirían la verdad. ¿La marca? Una abeja-rio.
-¿Y la gracia? No me hace ni puta gracia, Alejo, joder. Que lo he pasado muy mal-volví a llorar-No me vuelvas a hacer esto, por favor-le abracé con fuerza-no quiero perderte nunca.
-Lo siento-suspiró-ni yo quiero perderte a ti, no quiero estar ni un segundo sin ti, te necesito-sonrio-por cierto, me encanta la ropa que llevas puesta.
-Ah…-me aparté-sí y a mí, me recuerda a ti-sonreí y me sequé las lágrimas-¿Y ese rubio pollo que tienes en el pelo? Ya te lo estás quitando-reí.
-Lo sé-sonrió-Ya, sí, me lo quitaré, tranquila.
-Pero…hay algo que no entiendo, ¿a qué lloraban tus padres? ¿Y tus amigos? ¿A qué llorábamos todos? No creo que estuvieran todos en el ajo-suspiré.

-Es cierto, nadie más lo sabía, sólo Jorge y el falso forense al que contratamos para que dijese que aquel era mi cuerpo-suspiró-os lo he hecho pasar muy mal…-.
-¿Entonces? ¿El fantasma que creí ver, eras tú?-pregunté confusa.
-Sí, era yo de verdad-sonrió.
-¡Pero estabas helado!-grité.
-Sí, estuve en una piscina de hielo-explicó.
-¿Tú ves muchas películas no? Es imposible que se te ocurran todas esas cosas, lo habéis montado muy bien-suspiré.
-Sí, bastantes-rió-lo sé, tendríamos que haberlo grabado, sería una buena película.
-Deja de decir gilipolleces-le pegué-eres totalmente subnormal.
-Gracias, yo también te quiero, guapa-sonrió abrazándome-¡Qué gorda estás ya!
-¿Y ahora qué?-pregunté abrazada a él-gracias, tu hijo que es muy majo.
-¿Ahora que de qué?-suspiró-cierto, ¿cuánto queda ya?
-De todo, ¿qué hacemos?-suspiré-pues unos 4 meses.
-No lo sé, yo te quiero y no quiero perderte-me miró-que ganas de verle ya-sonrió. 
-Y yo a ti-me acerqué y le besé-es raro besar a un desconocido-reí-Pues sí, muchas ganas-sonreí feliz.

sábado, 13 de abril de 2013

Amor Eterno


Capítulo 23:
En el fondo todos sabían que yo tenía razón, pero algo me decía que debía denunciar. Pero por otra parte, lo había explicado perfectamente, la cárcel no le hará el mismo daño que a Alejo la muerte. Y pensándolo bien, ¿podía mentir, no? Los forenses examinaron a la perfección todo y llegaron a la conclusión de que había sido un suicidio. Recordé todo por un momento. Su cuerpo estaba totalmente destrozado, apenas se le reconocía. ¿Y si no era él? ¿Y si el chico al que había visto y del que me había despedido, no era él? Me paré a pensar. No había visto su lunar, por muy desfigurado que estuviese, habría alguna marca. Y tampoco estaba la cicatriz de la operación del apéndice. ¡No era posible! ¡No era él! ¿Entonces? ¿Quién había muerto?

Cogí el móvil y llamé a Jorge. Comunicaba. ¡Mierda! ¿Y ahora qué? Iván e Inés me miraban incrédulos. “Llévame al hospital YA” exigí. Nos montamos en el coche y llegamos a los pocos minutos.
Me hicieron la ecografía, todo estaba perfecto. En 4 meses sería madre de un niño muy sano. Miré a Iván y sonreí. Me abrazó, pero yo seguía pensando en todo. “Espérame en el coche, pedí, yo voy luego que tengo que mirar unas cosas”. Él se fue y yo bajé a la última planta. Busqué al forense pero una terrible noticia me esperaba: El forense que había atendido a Alejo, había muerto meses atrás. Suspiré, era imposible. Pedí hablar con el nuevo y me llevaron a su despacho.
-Hola…-dije con miedo al entrar.
-Hola, siéntese tranquila-sonrió.
Era joven, alto, delgado y rubio. De muy buen ver. ¿Cómo alguien tan…guapo y joven podía meterse en ese trabajo de examinar muertos? Mi cabeza no lo entendía pero debía ir al grano.
-Necesito que me haga un favor-pedí.
-Y yo que tú me hagas otro, tutéame, por favor-sonrió, sus dientes eran blancos como las perlas.
-Lo siento-sonreí-me acaban de comunicar el fallecimiento del antiguo forense y…necesitaba que me dejasen ver el historial de un fallecido-suspiré mirándole.
-¿Eres familiar? Sólo dejamos ver a los familiares-explicó.
-Bueno…era…su novia-suspiré.

-Dime el nombre del fallecido-me miró.
-Alejo…Alejo Alamino-suspiré con lágrimas en los ojos mientras él buscaba entre los papeles.
-Alejo…Alejo…-seguía buscando-aquí no hay ningún Alejo, ¿estás segura de que fue aquí?-preguntó.
-Completamente, yo le vi, estuve con él-.
-Pues lo siento, aquí no hay nada-suspiró-miraré en los archivos del ordenador, ¿sabes que con las nuevas tecnologías te localizan increíblemente en dónde está una persona?-sonrió-mira aquí está Alejo Alamino, ¿Puente, puede ser?-y al ver que asentí prosiguió-pues ese chico sigue vivo, está a unos cuantos metros de aquí.
-¿Q…qué? No, es imposible, es totalmente imposible, yo le vi, estaba muerto hasta vi a su fantas…-me callé, no quería parecer una loca, suspiré.
-Pues ya ves que no, te habrás equivocado-sonrió y apuntó en un papel-esta es la calle en la que está ahora mismo, ve a comprobarlo tú misma.
Salí de allí corriendo, no sin antes agradecérselo. Vi a Iván en el coche y le dije que volvía ahora. Fui corriendo a la dirección que me había apuntado. A lo lejos vi a un chico, no era Alejo, era rubio y vestía ropas ajustadas y pijas. No, ese no era su estilo. Aún así me acerqué a preguntarle. Me quedé mirando sus ojos. Y vi que tenía un lunar en la cara. El lunar de Alejo. Le miré de nuevo. ¿Era él? ¿Rubio? ¡Alejo estaba vivo!